Algunos analistas de
distintas nacionalidades han escrito y descrito las nuevas tecnologías de la
guerra para concretar golpes de Estado o particiones territoriales y
gubernamentales (las llamadas “balcanizaciones”) en nombre de la democracia y
la libertad sin que actúen poderes y naciones de manera directa en costosos
conflictos armados entre ejércitos regulares. Eso llegó hasta la invasión de
Estados Unidos a Irak en 2003.
Sobre la revolución de
color, esa extensión de la guerra por otros medios, Rotislav Ishchenko escribió
una ponencia sobre sus aspectos militares, políticos y geopolíticos. A
principios de mayo Misión Verdad reseñó sus nueve tesis sobre
este nuevo tipo de guerra, con los respectivos ejemplos de expresión local en
el marco de las manifestaciones convocadas por el antichavismo en los últimos
meses.
Retomamos el análisis
de Ishchenko para leer el actual escenario venezolano y definir en qué fase de
la guerra nos encontramos.
De las protestas
violentas a la conformación del “gobierno paralelo”
Desde que iniciaran en
abril de este año las convocatorias de la denominada Mesa de Unidad Democrática
(MUD) a marchas, plantones, trancazos, paros y vigilias, la violencia
antichavista ha escalado progresivamente hasta el punto de:
- afectar sistemas de
distribución de alimentos;
- atacar hospitales (incluso
maternos) y escuelas;
- asediar bases militares (la más
recurrente: La Carlota en Caracas);
- linchar y quemar individuos que
guarimberos identifican como chavistas;
- saquear sistemáticamente
comercios privados y galpones públicos;
- asesinar efectivos de seguridad
gubernamental, e incluso a manifestantes o transeúntes cerca de las
concentraciones opositoras;
- imponer en zonas residenciales
(principalmente de clase media y en connivencia con vecinos) pequeños
estados de excepción;
- y usar niños como escudos
humanos, etc.
El balance de todos
estos hechos en este preciso contexto de guarimbas y promoción de intervención
internacional en Venezuela remiten la mencionada escalada violenta de la
oposición local a una fase intermedia entre lo que manuales de golpe suave,
como el icónico de Gene Sharp, llaman
calentamiento de calle y desestabilización.
Sin embargo el manual
de Sharp, aunque sirve como referencia principal para leer los escenarios de
revolución de color, ha mutado acorde a los tiempos políticos, los contextos
nacionales y las circunstancias específicas de los Estados-objetivos.
En el caso venezolano,
aparte de la situación de calentamiento de calle ocasionado por el choque entre
las fuerzas estatales de seguridad y los guarimberos armados, existe otro
escenario que se amalgama como un rompecabezas al conflicto local que es el de
la fractura institucional, cuyos visos y vicios comenzamos a ver en:
- la actual posición de
confrontación de la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, con
los demás poderes públicos, sobre todo el Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ);
- la situación de desacato en que
incurre la Asamblea Nacional (AN), de mayoría opositora y abiertamente
pro-intervención;
- y la conformación de un
“gobierno paralelo”, también denominado en los manuales de guerra no
convencional del ejército de los EEUU como “gobierno en
las sombras”, por parte de la MUD.
Sobre el último punto,
la coalición opositora presentó este miércoles 19 de julio un “Compromiso
unitario para la gobernabilidad” apoyado en un fraudulento plebiscito, en el
contexto de la anunciada “Hora Cero” y con el apoyo abierto de EEUU a las
acciones de la MUD.
0 comentarios:
Publicar un comentario