"El
antichavismo espera jugarse otra carta en su mapa de asedio a la comunidad
nacional venezolana focalizando su acción contra el Estado. Quieren usar el
viejo, usado, pero peligroso as de convocar a un “paro cívico nacional”.
Para este jueves 19 de julio, Freddy Guevara ha anunciado la
escalada de “protesta” del antichavismo, convocando a un paro cívico que,
proyectan, se ejecutaría por 24 horas. Con la memoria vigente de los años 2002
y 2003, cuando el antichavismo convocó a paralizaciones de 24 horas, que luego
se volvieron indefinidas, los señalamientos desde todas las direcciones apenas
comienzan.
Una de las cuestiones que debe sopesar la llamada Mesa de Unidad
Democrática (MUD), instancia que convoca a la paralización, es efectivamente el
piso de apoyo que pueda tener esa convocatoria, entendiendo que las
circunstancias económicas actuales no dejan mucho espacio de maniobra para
aventuras similares a las de los años 2002 y 2003.
Esto infiere que la reedición de nuevos paros patronales y
comerciales, que aunque pueda ser conveniente (para la MUD) presentarlo en una
narración de acción antichavista modesta de sólo 24 horas, lo cierto es que
todos (incluyendo los sectores convocados al paro) desconfiamos de la MUD.
El comercio, expresión que a fin de cuentas sintetiza el
entramado del sector privado en la mayoría de las instancias de nuestra
economía terciaria, caracterizada por el predominio del sector “bienes y
servicios”, ciertamente podría sumar nuevas pérdidas en su marco de ganancias
ya menguadas por caídas en el consumo, consecuencia de los esquemas de precios
fijados a tasa paralela y la vorágine comercial que ha exprimido los bolsillos
de la clase trabajadora de manera vertiginosa en los últimos tres años.
“Son sólo 24 horas”, dirían algunos. Pero hay más. Los ensayos
de “paro cívico” previos a esta convocatoria nacional, ya ocurrieron de manera
diferenciada pero con grandes similitudes en varias ciudades del país.
Recordemos el caso de Barinas, Barquisimeto, Maracay, Valencia y
San Cristóbal, donde la llamada “resistencia” convocó a paros y se impuso la
dictadura del cierre forzoso de comercios, bajo amenazas de saqueos e
incendios y se impuso un estado de excepción, cortesía de los desaforados
guarimberos.
En esas ciudades, diversos eventos ocurrieron bajo un patrón
similar. Apenas una parte del comercio acataba el paro, luego otros comercios
que abrían puertas eran atacados y saqueados. Luego, como en un efecto en
cascada, se reprodujeron saqueos incluso contra comercios que habían cerrado,
generándose un caldo de caos, vandalismo, destrozos y saldos fatales en
pérdidas de vidas humanas. ¿Será esta la reedición de esos ensayos pero
implementada a escala nacional?
La respuesta es sencilla: si la MUD necesita recrudecer la espiral
violenta, podría estar considerando estimularla ejecutando la violencia
focalizada, claramente vandálica, para luego presentarla como expresión de
“estallido social”.
Bien saben que los comerciantes y dueños de negocios en las
ciudades mencionadas, en qué terminaron tales llamados a “paro”. Ni hablar de
las enormes pérdidas que a esta fecha ya han tenido diversos establecimientos y
empresas que han tenido que mantener puertas cerradas por estar sitiados en
zonas de guarimbas en varias ciudades del país. Muchos de ellos ya tuvieron que
cerrar sus puertas y vale decir que no fue por el “castrocomunismo chavista”.
La MUD pretende que los factores empresariales y comerciales
asuman hoy de manera directa lograr la tarea que la gendarmería antipolítica de
la oposición no ha logrado: paralizar al país.
Lo que implica que, para estos sectores, la convocatoria es al
suicidio económico, tanto por el llamado al cierre de santamarías, como también
por la situación de vulnerabilidad a la que quedarán expuestos, en la que,
abran o no, igualmente estarán a riesgo de saqueos.
¿Por qué implementar una
estrategia con amplio rechazo?
Las grandes mayorías nacionales no ven con buenos ojos los
paros, no sólo por las experiencias del pasado sino por los eventos recientes y
el contexto económico todo. En la MUD no sopesan ese costo político, porque
están como dice la frase: “colocando todo en el asador”.
Su apuesta triunfalista que pretende empinar la situación
política a nuevos escenarios de desestabilización es absolutamente clara,
necesita la proliferación del caos y la presentación de un desmembramiento
inducido del tejido social venezolano.
El fraude del plebiscito tiene además una presentación
polivalente. Es presentado en el extranjero como un acto transparente y legítimo
de democracia y amalgama diversos actores internacionales del antichavismo que
siguen reagrupándose para generar embestidas. Pero puertas adentro de
Venezuela, crea la ilusión del “aval político”.
La MUD “se paga y se da el vuelto” legitimando sus acciones
(incluyendo las rechazadas por la población) sobre una supuesta base de
respaldo que en cifras está representada en su ilusorio y fraudulento show
seudo-electoral. Dicho de otra manera, la MUD encarrila a los sectores que la
apoyan a aventuras frenéticas y suicidas, en nombre de ellos y aunque muchos no
quieran. Sucederá el jueves cuando una parte de los sectores comerciales y
empresariales se vean intimidados y forzados al cierre por la llamada
“resistencia”.
El principal agente económico del entramado doméstico
venezolano, el sector público, no se paralizará. Como tampoco lo hará buena
parte de los sectores informales e incluso muchas empresas privadas. Podríamos
apostar que incluso hasta la mayoría de los grandes centros comerciales
abrirán. No obstante, aunque los resultados del llamado no sean lo bastante
satisfactorios para la MUD, a fin de cuentas será irrelevante.
La presentación del “paro cívico” en el extranjero será
totalmente distorsionada y se colocará como una jornada absolutamente exitosa,
en una narrativa triunfal de caída del chavismo, pudiendo estar además
condimentada con sangre, fuego y caos, en la reseña de algunos puntos focales
del territorio nacional que puedan ser objeto de la violencia selectiva y
articulada.
La convocatoria a “paro cívico” en la llamada “Hora 0” trae
otros elementos accesorios. Incluye también la conformación para el próximo
viernes de un Tribunal Supremo de Justicia paralelo, que bien sabemos, no
tendrá alcance real, pero sí será precedente y expresión de una fragmentación
inducida del Estado venezolano y la constitución de instancias paralegales.
Cuestión esta que es fundamental no sólo en la secesión del
poder público nacional, también es vital en la estructuración de un contexto
pre-bélico no convencional donde no sólo proliferen los factores de la guerra
irregular en el terreno, sino también las instancias seudolegales que blindan
con ínfulas leguleyas las acciones de factores desobedientes a las fuerzas e
instituciones regulares.
Las acciones determinadamente sociópatas del antichavismo,
caracterizadas por su total ausencia de empatía hacia las grandes mayorías
nacionales donde están incluidos sus propios seguidores, dan un salto frenético
a la aventura. Efectivamente apuntan a la destrucción aparentemente desordenada
del tejido institucional, económico y social del país, en una especie de modelo
de desmontaje, pieza por pieza.
La consolidación de estos hechos en el terreno, su efectividad y
alcance, está por verse. Bien sabemos la presentación que tendrán estos hechos
en el extranjero. Pero puertas adentro bien podríamos hablar el día viernes de
una nueva etapa de escalamiento del conflicto o, de la posibilidad más fiable,
otro monumental fracaso, sin efectividad política, sin alcance sobre la
determinación del peso de fuerzas y la celebración de un parcial feriado
comercial entre semana. Veremos.
Por: Franco Vielma
Por: Franco Vielma
Misión Verdad
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